The Barracudas: surf rock fuera de temporada

por | 3 mayo 2016 | Cultura pop

“No vamos a dejar que un desajuste geográfico y temporal eche al traste una bonita historia”. Así pensaban Robin Wills y Jeremy Gluck, dos enamorados del surf rock californiano de los 60 que tuvieron a bien encontrarse en el Londres setentero. The Barracudas nacieron la noche en la que estos dos miembros fundadores se conocieron en un concierto de Dead Fingers Talk.

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Fue ahí cuando iniciaron una amistad que se forjó gracias a charlas sobre rock and roll y psicodelia en una época en la que las bandas postpunk y new wave se hacían con el sonido de la ciudad. Surf californiano y garage rock aderezado con una actitud punk fue el cóctel explosivo con el que los primeros Barracudas aterrizaron en los garitos de Londres. Sus conciertos, por entonces, eran una macedonia en la que nadaban temas de los Who, Trashmen o Flamin’ Groovies, una mezcla que descolocaba pero que fue bien recibida.

Fue con la entrada de David Buckley al bajo y Nick Turner a la batería cuando el grupo gozaría de su alineación mítica, y con ella, de su sonido característico. Su primer sencillo fue I Want My Woody Back/Subway Surfin. Aquí ya dejaban patente su inequívoco sonido, a caballo entre la inocencia de los Beach Boys y los ramalazos de punk de los Ramones. Un grupo de surf con energía puramente setentera. Su refrescante revival surf no tardó en llamar la atención de EMI, con quien publicaron un hit masivo, la pegadiza “Summer Fun”. Cuentan que Wills, en un arranque de lucidez, osadía o las dos a la vez, lo escribió 5 minutos antes de firmar el contrato. La jugada le salió más que bien.

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The Barracudas fueron picoteando de todo lo que encontraban y encasillarlos en el surf sería más absurdo que injusto. Su primer LP, Drop Out With The Barracudas (1981), es una de sus mayores joyas y aúna un equilibrio casi perfecto entre el surf revival y el power pop. Pero este primerizo y aclamado surf rock, aunque marcó buena parte de sus orígenes y su sonido, solo entra en sus primeros pasos. El sonido garage y rock and roll se abrió camino poco a poco, lo que desembocó en un “hasta luego” por parte de EMI, que buscaba un pelotazo con el recién resucitado surf.

Con Buckley y Turner ya fuera del grupo, volvían al estudio, esta vez, claro, apoyados por sellos independientes. En esta época grabaron Mean Time, su segundo (e imprescindible) LP. Fue el resultado de haber girado en una dirección claramente diferente, con un power pop y punk rock que se comían lo que antes fuera el surf y que gozaba, además, de sonidos más trabajados. Uno de los álbumes indispensables para ser testigo de la evolución del grupo. Para entonces, ya se había unido a la tripulación el miembro de Flamin’ Groovies, Chris Wilson.

Endeavour To Persevere fue la precipitación de Barracudas. Un sonido muy cuidado pero mucho más pop, folk, con canciones más blandas, acabó en desavenencias entre Gluck y Wills y se separaron finalmente en el 84. Tras algunas reuniones esporádicas a lo largo de los últimos años, reeditaron su Mean Time en 2014. Ahora vuelven a España capitaneados por sus dos miembros originales, que siguen dando guerra. Lo harán, además, precedidos por el grupo glam-punk The Priscillas. Las inglesas desgranarán su álbum 10.000 Volts, una enorme amalgama de influencias y sonidos. Como para perdérselo.

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