Valencia, 2015: Heterogeneidad sin escaparate

por | 4 enero 2016 | Música, Reportajes, València

La producción discográfica valenciana del pasado año 2015 volvió a ser abundante y diversa, no exenta de trabajos notables, pese a la acostumbrada carencia de proyección exterior.

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Recuerdan Incrustados en el escaparate, ¿no? Era aquel ciclo de conciertos que trataba de dar visibilidad a las bandas valencianas hace justo una década, en insospechados locales de la ciudad ante la escasez de recintos en los que pudieran mostrar su trabajo. Diez años después, la situación ha cambiado tan poco que si el paso del tiempo pudiera reflejarse en alguna gráfica, mostraría las trazas de una foto fija. Y no porque el entramado de salas no se renueve (algunas cierran, otras nacen), sino porque la plana mayor de las bandas de pop y rock -por apelar al denominador común- valencianas sigue en busca de escaparates, en su sentido más amplio. De entornos en los que su trabajo goce de una mayor resonancia.

Quizá tanta abundancia editora sea poco realista, ante la carencia de público (en la gran mayoría de conciertos ni siquiera los integrantes de otras bandas suelen acudir, por regla general, así que no digamos ya el público profano), pero tampoco la flagrante carencia de eco mediático -y de trasiego escénico fuera de su ámbito habitual- que nuestra escena es capaz de generar le hace justicia a un buen puñado de trabajos que rebosan argumentos de sobra para figurar en cualquier lista de ámbito estatal.

Entre esos discos es obligado mencionar, una vez mas (su segundo álbum ya fue nuestro favorito de 2013) a Maronda, perfeccionado una trayectoria ascendente en la que su acostumbrada inclinación pop, de muchos quilates, va dotándose de la rocosidad que imprime el formato de una banda plenamente engrasada. Fue la suya otra impecable colección de canciones. Muy de cerca podría situarse el saguntino Alberto Montero -aunque resida y milite en un sello de Barcelona- , a través de su majestuosa destilación de un folk pop límpido y singular, sin corsés geográficos ni temporales, que ha mantenido en su cuarto álbum el mejor equilibrio posible entre su vena más accesible y la más abigarrada.

Otro destajista de la canción, tan prolífico que rara vez suele faltar a la cita -por partida doble este año- es Jose Guerrero, quien ha despachado dos notables continuaciones a las carreras de Cuello y Betunizer, sin rupturas pero con su eficacia acostumbrada. Más nombres que han brillado este año por partida doble: Víctor Ramírez, quien desveló los temas de un espléndido debut a su nombre y unos meses más tarde formó parte de otro proyecto que seguramente es el mejor primer álbum facturado en Valencia en mucho tiempo, el extraordinario álbum de Coleccionistas, junto a Jorge Pérez y Remi Carreres. Pop resplandeciente, derrochando imaginación a raudales. O Carolina Otero, quien despachó el mejor trabajo de Carolina Otero & The Someone Elses hasta la fecha, pero -sobre todo- merecería despuntar en cualquier balance por el imponente salto cualitativo que dieron sus Lülla, recabando un sentido del pop nocturno, sinuoso y elegante, sin parangón local. Apuntalando este párrafo, que daría forma a lo más parecido a un Top 10 valenciano, sería un pecado olvidarnos del estupendo nuevo dechado de folk pop que nos regalaron Emma Get Wild a principios de año o de ese cruce entre tradición y modernidad que tramaron Mox, fundiendo el cant d’estil y el rock desde una perspectiva inédita.

La banda de Puçol sobresalió en el apartado del rock valencianoparlante, un terreno con tanto espacio libre para la normalización y el arrumbamiento del monocultivo que, precisamente por eso, puede preciarse de álbumes tan estimulantes como el debut de Júlia, una de las sorpresas de la temporada, desde Alcoi. O como el estupendo segundo álbum de Mox Nox, desde la Marina Alta. O como el notable nuevo álbum de Òscar Briz, otra muestra de consistencia en una trayectoria sin mácula. Desde presupuestos más comunes despuntaron también, en su negociado, los nuevos trabajos de Smoking Souls, Mai Mai o Aspencat, estos últimos optando ya sin ambages a llenar el hueco dejado por los extintos Obrint Pas. Carles Dénia, por su parte, volvió a hacer patente su maestría con un disco que volvía de nuevo sus pasos a la tradición folk valenciana, aunque siempre desde su óptica, nada fundamentalista.

En el apartado del folk de tintes anglosajones -e incluso europeos- , destacaron algunos desvíos de la hoja de ruta previa, como la apertura al pop diáfano de Manolo Tarancón o la inyección de rock vigoroso que experimentó lo último de La Gran Esperanza Blanca. Tres cuartos de lo mismo ofrecieron los ilicitanos La Familia del Árbol, dotando a su cancionero de mayor cromatismo y buenas dosis de psicodelia. Y más ortodoxa fue la nueva entrega del veterano Carlos Carrasco. Dentro del apartado de francotiradores, no hay nadie como Caballero Reynaldo, quien ha despachado nada menos que tres de sus discos de versiones, en los que desfigura los originales hasta hacerlos casi irreconocibles, creando una obra prácticamente nueva. Esta vez, fueron King Crimson, Yes y Motörhead sus víctimas. Guillermo Artés también volvió, al frente de su estimulante proyecto Pentatronika. Y otro de nuestros veteranos que van por libre -pese a ser holandés- es Rick Treffers, quien volvió a dar cuenta de su pop satinado al frente de Mist, con una formación netamente valenciana.

https://www.youtube.com/watch?v=za97nGqg77U

Podríamos seguir enumerando un buen puñado de álbumes repletos de sustancia, tan dispares que difícilmente justificarían un tratamiento unificado o un nexo común, pero cuya sola mención explica por sí sola la diversidad de registros que transpira el vivero local: Arcana Has Soul, Polígono Hindú Astral, Moonflower, Lanuca, Los Radiadores, Siesta!, Pronoise y decenas que seguramente se queden en el tintero, y que no andan escasos de buenas razones como para que sus nombres resuenen con vigor si de lo que se trata es de formular un resumen de lo más granado que nos ha dejado la producción valenciana de 2015.

Fotos: Josu Kuro (Betunizer), Javier Díez (Maronda), César Sabater (Coleccionistas), Jordi Mira (Mox) y Juan Terol (Emma Get Wild y Lülla).

 

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