El 25 de noviembre es el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer. Considero que es un día necesario, pero odio el nombre que le han puesto. Tan largo. Tan laxo. Tan de mierda. No sé por qué hay que usar tantas palabras para señalar un problema tan claro: el machismo. Y si en su inmensa mayoría son hombres machistas quienes golpean, arrojan ácido, humillan, patean, arrinconan, someten con estúpidas tradiciones sociales y religiosas, apuñalan y violan a las mujeres… ¿Por qué no dejar de dar rodeos y llamarlo DÍA INTERNACIONAL CONTRA LOS MACHISTAS?
¿Es que tenemos miedo a que alguien se ofenda? Porque podemos pedir perdón, entonces: “Me está usted matando, pero quiero pedirle disculpas por manchar con mi sangre su alfombra. Una pena que me vaya a morir sin limpiar todo este desastre antes” ¡Es ridículo! Nos machacan y aún vamos con cuidado de no ofender, de no equivocarnos, de no señalar a nadie… Como si lo que nos matara fuera solo una idea abstracta. Pues no, nos matan personas. Personas que tienen ciertas ideas, por supuesto. Y no digo que no haya que luchar contra las ideas, digo que TAMBIÉN hay que señalar a las personas.
Si los violentos son hombres y son machistas ¡digámoslo!, porque si no, parece que esa violencia que se ejerce específicamente sobre las mujeres, se está ejerciendo sola. ¡Y no, oiga, no es así! Pero lo que más rabia me da de ese día no es el nombre que le han puesto, desde luego. Lo que no soporto es que cada 25N hay hombres que aprovechan para quejarse de que ellos (¡pobres pichoncitos!) también sufren violencia por parte de las mujeres. Mira muchacho: tu problema a nivel personal será muy gordo, no lo dudo, pero a nivel social es una aguja excepcionalmente rara y muuuuy pequeña en un enorme pajar patriarcal.
Y créeme, te ves ridículo pidiendo atención a tu minúsculo caso particular, justo en un día que se creó porque las mujeres, en el mundo entero, TENEMOS UN PROBLEMÓN. Es tan patético como si yo, el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, me quejara delante de un grupo de guineanos hambrientos, de que un día me sirvieron las patatas de mi menú MAXI con poco kétchup. Tan mezquino como si yo, el Día Internacional Contra el Alzheimer, dijera: Oye, ¿Y lo mío qué? ¡Es que a mí a veces también se me olvidan cosas!
Cada ser humano, solo por existir, está expuesto a cierto grado de violencia. Pero las mujeres sufrimos, además de la ración de violencia “normal” por ser humanas, un cupo de violencia “extra” por ser mujeres. Y si no eres capaz de ver eso, si no puedes reconocer ese hecho como cierto, no solo eres imbécil, TAMBIÉN ERES CULPABLE.