Me llamo Samuel Reina y desde hace algunos años escribo canciones. En mi época de alegría diletante fui coqueteando con distintas disciplinas y, tras un desalentador paso por la universidad de bellas artes, decidí formarme como guitarrista con el propósito de escribir mis propias canciones. Siempre he huído de la necesidad de vincularme a una tendencia o estilo, por ello desde siempre intenté formarme escuchando cualquier música susceptible a provocar algún tipo de reacción o aprendizaje.
Después de una etapa de «perpetuum mobile» conseguí grabar mi primer disco: Alarms. Este disco ha gustado bastante a público y crítica y será muy especial para mi poder interpretarlo en un contexto como el Palau de la Música el próximo sábado 17 de febrero. Culminará de algún modo una etapa para dar paso a mi nuevo trabajo titulado «Simulacros de Naufragio», Un disco que espero poder mostraros pronto y que supondrá mi transición a la composición en castellano.
VARIACIONES GOLDBERG GLENN GOULD (1981)
Glenn Gould siempre fue una de mis obsesiones. Él parece reunir y amalgamar las condiciones de lo que yo denominaría músico absoluto. Su grado de implicación, obsesión y profundidad en el estudio del piano le exhortaron casi a la reclusión total. Sus grabaciones de las «Variaciones Goldberg», sobre todo las últimas, son absolutamente irrepetibles. La exuberante inteligencia y sensibilidad de Gould descifrando y transportando a Bach a niveles y recovecos hasta ese momento totalmente desconocidos por los pianistas, hacen que la belleza de este disco sea inabarcable.
BARRY LINDON STANLEY KUBRICK (1975)
Hay algo que siempre subyace en el cine de este genio del Bronx, algo que me atrapa y me deja anquilosado frente a la pantalla hasta que la película termina. Si, azarosamente, cambio de canal y descubro una de sus películas empezadas siempre germina en mi un impulso que me obliga a quedarme a verla hasta el final. Barry Lyndon, sin ser la más conocida o representativa de su carrera, es una película maravillosa que desde su primer fotograma se manifiesta como una obra maestra. Kubrick acostumbraba a documentarse exhaustivamente para cada una de sus películas y en este caso se evidencia en cada plano o mínimo detalle de producción. Es una de esas raras excepciones en los que el film iguala o supera a la novela original.
EL BOSQUE DE LA NOCHE DJUNA BARNES (1936)
Leí esta pequeña novela durante esa época de frenesí adolescente en la que descubres a autores como Miller, Celine, Brackett, Rice, etc. La prosa de Barnes tiene un ritmo y fraseo musical que me arrebató desde el principio. Publicada en Londres en 1936 es una de las primeras novelas que tratan la homosexualidad femenina sin esforzadas metáforas o distopías funcionales. Leí está pequeña maravilla hace ya muchos años y sigo admirando su prosa compleja, rica y gótica.