El compositor alcarreño José Luis Perales (Castejón, 1945) ofrecerá su último concierto en València el viernes 3 de julio en la Plaza de Toros. Hace unos meses anunció que «Baladas para una despedida» sería su última gira antes de la retirada a los 75 años. ¡Cuenca vive, la lucha sigue!
Portada de Tiempo de Otoño (Hispavox, 1979).
Con los cantautores melódicos y los rumberos españoles de los años 70 ocurrió algo injusto. Pese a vender millones de discos, aquí y en América Latina, y triunfar entre las clases populares, siempre estuvieron estigmatizados por la intelectualidad pseudoprogresista que creía ejercer como guardiana del gran dogma de la ortodoxia cultural de Occidente.
Buena parte de aquella izquierda de salón provenía de familias acomodadas (en los años 60 y 70 ser antifranquista y burgués era habitual en ciertos círculos universitarios). Obviamente, los hijos putativos del Mayo francés eran quienes dictaban sentencia sobre el buen gusto, y no ser activo políticamente marcaba a fuego a artistas como Nino Bravo, Camilo Sesto, José Luis Perales, Mari Trini, Pablo Abraira, Lorenzo Santamaría, Los Amaya, Las Grecas o Los Chichos, pese a haber nacido entre los humildes de la España de posguerra y a contar con el beneplácito popular (incluida la oposición obrera al régimen y las clases trabajadoras de la Transición).
Todavía hoy, el dueño de una mítica y céntrica tienda de discos valenciana sonríe cuando comenta esa típica escena en la que alguien compra un vinilo de estos compositores, lo oculta bajo la chaqueta mientras se acerca al mostrador y no pueden evitar excusarse, porque claro: «No es para mí, es para mi mujer que le gustan las canciones de amor».