Reencarnados hace ya más de ocho años, el binomio de Mieres que conforma Fasenuova, Roberto Lobo y Ernesto Avelino, continúan con su ascenso a la cima de la experimentación musical con su ya conocido ritmo a través de tortazos.
Saben desplazar su clima frío al baile, y una industria siderúrgica a sus bases, explorando los paisajes más oscuros típicos de las cuencas mineras. Con su “Salsa de Cuervo” (Discos Humeantes, 2013) ofrecen una atmósfera de lo más hipnótica que gusta a los nuevos románticos. Un último trabajo que devuelve la esencia de la base industrial más cruda, dibujando un viaje entre la urbe de asfalto y hormigón, y el aire más puro de un bosque norteño.
Lobo y Avelino continúan por la senda que ya trazaron hace años, cargada de desenfreno sonoro, bajos retorcidos, reverberaciones y poesía personal para dejar claro que su maestría sigue intacta. Rabia y provocación tanto para los viejos conocidos como para los que osan acercarse a su borrasca de sonidos.
Del nombre de su primer larga duración puede deducirse que Antiguo Régimen se han puesto de acuerdo en destruir todo cuanto le sea útil al enemigo para impedir su avance. Puentes volados, campos arrasados y olor a pólvora y miedo. “Política de Tierra Quemada” (Burka For Everybody, Discos Humeantes, Flexidiscos, 2014) bien supone esa destrucción absoluta que alude al uso de la quema de recursos en el conjunto de una estrategia militar. Buena alegoría catastrófica. Post-punk oscuro, cargado de un aire afligido en no más de cuarenta minutos bien elegantes.
Las observaciones ligadas a las concepciones tradicionales del post-punk son claras. Ritmos quebradizos, bajos con melodías reiterativas y circulares, y unas letras encriptadas que recurren al imaginario de estos cuatro sublevados y sus planes de gobierno. Melancolía propia en lineas de guitarra que crean un discurso más allá de lo musical. Versos que conviven entre los parajes arrasados con las líneas más pulcras de la arquitectura. Los nuevos diseños de construcción tales de un Tercer Reich en contra de lo degenerado de los vanguardistas, tal y como ilustran a la perfección en una exquisita portada.