La Bien Querida: La voz a ti debida

por | 12 febrero 2018 | Entrevistas

Parece que La Bien Querida ha retomado aquellos mimbres que la convirtieron en una de las revelaciones del año 2009. Ana Fernández-Villaverde ha dado un paso adelante en la construcción de su moderno romancero regido por conmovedoras peripecias sonoras. Su quinto disco, «Fuego», ofrece una síntesis luminosa de la canción popular filtrada a través de una sensibilidad electrónica recorrida por ocurrencias refrescantes.

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Aquellos «7 días juntos» compartidos con Joan Miquel Oliver, que sorprende a golpe de cumbia, o la rumbera «Recompensarte», en la que se alía con Muchachito y Jota (Los Planetas). Y «Los jardines de marzo» convierte en arte el mal de amores mediante un artefacto pop atemporal en el que reverberan ecos de Manuel Alejandro y Lucio Battisti. El 15 de febrero, en La Rambleta, presentará este disco en el que la melancolía característica de sus canciones esconde una invitación a no perder de vista el lado positivo.

 

Fuego es una colección de canciones que transmiten una gozosa sensación de bienestar. Has dicho que tu intención era lograr un disco de canciones bonitas. Una tarea, por otro lado, nada fácil.
Nada es fácil a estas alturas, ya son cinco discos. En este quería ver el lado bueno de las cosas, la parte positiva de los acontecimientos que nos pasan en la vida dentro de que todo ser vivo es una contradicción y que la producción en cuanto a arreglos sea acorde, así que en cierto modo sí que mi discurso para este disco iba por ahí encaminado… Aunque así dicho queda un poco simple.

El fuego es un elemento ambivalente que arde de forma recurrente en las letras de las composiciones. ¿Por qué?
Fuego es un poco lo que busco en mi interior cuando me pongo a escribir canciones, la chispa que encienda el mecanismo y fuego buscamos a menudo en la vida y en el amor para sentirnos vivos. Es una maravilla cuando sientes el deseo y el fuego dentro de ti. Primero el incendio que lo cambie todo y luego las brasas que lo mantengan.

Intentar ser feliz es una batalla. «El lado bueno», una de las composiciones más vitalistas, apuesta por exprimir la vertiente positiva de los cambios. Y parece que tú nunca has temido mudar de piel (musicalmente hablando). ¿Cómo ves el camino recorrido?
No estoy nunca contenta del todo conmigo misma pero sí veo que el camino recorrido me ha hecho mejorar en muchas cosas aunque solo sea porque he hecho de esto una de mis ocupaciones principales. Y ahora componer canciones es como una obsesión positiva en mi vida que me motiva para mejorar e intentar cada vez hacerlo mejor. “Preparada para lo peor, esperando lo siempre lo mejor “ es el leitmotiv del disco

El disco se convierte en una fiesta en la que has invitado a un buen puñado de excelentes músicos que parten de entornos musicales muy diferentes. ¿Estas colaboraciones surgieron de forma orgánica o se trató de algo premeditado?
No podría decirte que fue premeditado. La única canción que desde el principio tenía vocación de dueto era la de “Recompensarte” y pensé en J porque le conozco desde hace más de 20 años y siendo yo fan de Los Planetas de toda la vida y habiendo colaborado con ellos muchas veces, me hacía ilusión que J la cantara conmigo. Con Joan Miquel Oliver y Muchachito lo fuimos viendo a medida que el disco iba cogiendo forma y tengo la gran suerte de que también son amigos míos y aceptaron mi propuesta.

Esta búsqueda de la diversidad se refleja sobre todo en la producción. Si tu anterior disco transitaba por atmósferas más bien herméticas, «Fuego» da paso un eclecticismo luminoso que esquiva la obviedad.
En la producción de la que se encarga David Rodríguez siempre buscamos no repetirnos y huir del cliché. El anterior disco era muy conceptual en todos los aspectos y no solo en el de los arreglos sino en el concepto global por así decirlo. Este último en cambio se ha hecho de otra forma, aquí cada canción tiene su espacio propio y de hecho los arreglos se han hecho así, canción por cancíón, aunque hay un hilo conductor que es el fuego que se lo unifica todo y se mantiene encendido de principio a fin.

«Lo veo posible» es una canción que toma como punto de partida la relación entre Pedro Salinas, poeta de la Generación del 27, y la profesora norteamericana Katherine Whitmore. En sus cartas, el que cantara al amor en libros tan magistrales como «La voz a ti debida», se revela como un enamorado más, muy humano, incluso torpe. En la canción entrelazas frases escritas por Pedro y Katherine en su correspondencia.
Si, conocía esta historia de amor secreto que mantuvieron durante muchos años y me parecía fascinante. Pedro Salinas estaba obsesionadísimo con Katherine y le llegó a escribir hasta dos cartas diarias. La amó toda su vida aunque nunca se separó de su mujer, decía que si formalizaban la relación se acabaría toda la magia y dejaría de ser su inspiración.

La rumbera «Recompensarte», en la que te confabulas con Muchachito y J (Los Planetas), está inspirada en The Jesus & Mary Chain, pero también puede provocar un cortocircuito que nos lleve a pensar en el acto en María Jimenez. Se trata de una mezcla de referentes que muchos considerarían irreconciliables.
Si, es muy loca, quizá la que menos encaja en el disco en cuanto a arreglos porque es cierto que la podría cantar perfectamente María Jiménez (que me gusta mucho también), aunque luego es de las más escuchadas. Hay otra versión produccida por Aaron Rux, que se puede escuchar en spotify y los arreglos son más sofisticados, más del rollo Florence + The Machine. Dudamos en cuál meter en el disco pero finalmente se quedó la producción rumbera de David porque le aportaba frescor al conjunto del disco, el tiempo dirá si fue acertada o no la decisión.

Por otra parte, la copla o las creaciones de Manuel Alejandro ya resonaban, declinadas con una sensibilidad muy particular, en «Romancero», tu primer disco.
Manuel Alejandro es mi compositor favorito de lejos. Nadie escribe de una manera tan clara y con tan pocos artificios al Amor y de una manera tan elegante. Un referente ahora y siempre en mi vida.

Ahondas en lo que ya intuíamos en «Fiesta», y los sonidos caribeños y latinos, tan pujantes, cobran un protagonismo más rotundo en «Fuego», con esa adictiva invitación al baile de aires cumbieros que es «7 días juntos», en la que Joan Miquel Oliver también nos sorprende. El disco parece una celebración de la música carente de prejuicios. ¿Temes espantar al sector más intransigente?
Son pequeños cambios de color que les doy a las canciones del disco para que no sea previsible. Yo creo que a la gente a la que le gustan mis canciones, si la melodía esta clara y la letra les llega, no les importa que juegue con otros géneros. Tampoco toco géneros en los que no me siento cómoda. Respeto mucho el death metal pero no me veo cantando con voz gutural.

¿Cómo fue colaborar con Vitalic, uno de los nombres más importantes del circuito de la electrónica de club? El resultado, «Tú conmigo», puede evocar la languidez yeyé de Cecilia o Jeannette.
Me hizo mucha ilusión. Y estoy muy contenta por la repercusión que ha tenido. ¡Ha sido un pequeño éxito en Italia! Me escribió y tenía él más fe en mí que yo misma que le iba pasando la letra, la melodía, todo como poco a poco y con miedo pero Pascal en todo momento me apoyó y quería que yo lo haga, así que encantada con la experiencia.

El disco se cierra con la preciosa «Los jardines de marzo», que tiene algo de artefacto pop atemporal. Una canción que establece un diálogo con «I giardini di marzo» del italiano Lucio Battisti.
Sí. Me encanta Lucio Battisti y lo tuve muy presente cuando compuse la canción. Tiene una voz única y cantaba unas canciones preciosas. Los tiros van por donde tú dices aunque también es muy Manuel Alejandro o al menos la composición en mi cabeza es muy así, muy clásica.

Nos hallamos en momento en el que el papel de la mujer parece que se está redefiniendo. Sin embargo, la presencia de las mujeres todavía es, por hablar del ámbito en el que te mueves, comparativamente escasa en los festivales musicales. Puede que todavía quede mucho por hacer.
Sí queda mucho por hacer y sí que molaría más presencia femenina en los festivales y que se nos deje de juzgar por el físico y la edad y se valore el trabajo por encima de lo estético, pero para eso hay que empezar con la educación de nuestros hijos, para que crezcan más sanos y se conviertan en mujeres y hombres con buenos valores y respetuosos, la sociedad demandaría otra cosa y los contenidos de las revistas, programas de televisión, anuncios, etc…cambiarían. Es difícil y te lo digo desde mi posición privilegiada de mujer de mediana edad que hace música pop, poco a poco las cosas van cambiando.

Fotos: Pablo Zamora

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