Después de varios intentos el año pasado, boicoteados por el maldito coronavirus que asola sin descanso a la cultura en directo, Los Enemigos visitaron, por fin, València para presentar su último álbum Bestieza. De hecho, no se podría entender el concierto de Los Enemigos y su fiereza en directo, si no tuviéramos en cuenta el asedio al que la covid-19 ha sometido a los sectores más frágiles de la sociedad española, especialmente a aquellos que ya transitaban profesionalmente por un hilo de alambre y a duras penas se sujetan a día de hoy, un año después de que empezara la crisis sanitaria y económica.
Apenas algo más de una hora de concierto, en el ambiente recogido de La Mutant, sirvieron para demostrar cuando un grupo tiene mucho que decir a pesar de sus treinta años en la carretera. Un estilo inconfundible y una parroquia entregada desde el primer guitarrazo, comprensiva con el grupo, los organizadores y la sala ante las limitaciones obligadas.
Los Enemigos descargaron su rock and roll, con sus letras particulares, la voz inconfundible de Josele Santiago y un sonido sólido propio de las bandas auténticas que interpretan sus temas con profesionalidad y honestidad. Tal vez, siendo conscientes de ello o porque querían hacer un bolo dedicado a ese público fiel, como es el suyo, equilibraron temas de Bestieza con otros que ya se han convertido en clásicos de nuestro rock and roll patrio.
Así abrieron con “Mar de sendas” de su último trabajo, cuyas guitarras afiladas acompañando una melodía inconfundible de la banda madrileña, no solo era una declaración de intenciones de por donde iba a ir la actuación, sino que demostraba porque Bestieza fue valorado como uno de los mejores álbumes estatales en 2020. Continuaron con “Septiembre” del tercer trabajo del grupo para el que treinta años no son nada, interpretando después sin respiro, nada más y nada menos, la canción de Serrat “Señora”, una deslumbrante versión sucia y eléctrica de todo un clásico, encumbrándolo aún más si cabe.
Siguieron después varios temas tocados como ráfagas incesantes, que hacían añorar al público los conciertos de antaño. “Vendaval”, “Hey Judas” de su último trabajo, alternaban sin palidecer con “Carnaval” o “Desde el Jergón”, convirtiéndose en un repaso apurado y acelerado de la historia de una banda troncal de nuestra música popular. Llegaban también momentos emotivos como el vivido cuando el bajista Fino Oyonarte le dedicó “Océano” a su padre fallecido el día anterior al concierto. Así, hasta llegar a “John Wayne” de su álbum Un tío cabal, uno de los temas más celebrados del concierto, que sin desmerecer ni mucho menos otras composiciones como “No me caigo bien” o “Complejo”, es el tema que justifica por si solo el nombre indiscutible de Los Enemigos en nuestro rock and roll.
Por eso, cuando atacaron “La cuenta atrás” como último tema previo al único bis que ofrecieron, no sonó como el final de un concierto, sino como un claro deseo compartido de continuar en otro momento, con más tiempo, dejando atrás por fin estos extraños y duros momentos.