Un paisaje de viñedos y cereal que se despliega cuando se desvanecen las últimas calles. Una playa que se vacía cuando la tarde languidece, renacen las sombras y la brisa de levante eleva su voz. Los ecos del Donosti sound, el tecno pop melancólico, la cadencia de la música ligera, el sabor a sal de las playas de Río, el pop preciosista de los mejores ochenta. Nueva York, Tokio y Brasil. Battisti, Jobim y Gilberto. Ben Watt y Tracey Thorn. Podía no haber ocurrido nunca pero ahora sabemos que habría sido una lástima. El próximo domingo 19 de enero, Parade y Nacho Casado se suben al escenario del Loco Club para defender las canciones de su álbum de debut. Habrá que vestir acorde con la pulcritud de esas composiciones.
Los pueblos grandes y las ciudades medianas son un territorio ideal para fantasear con aventuras inesperadas en alguna de las grandes urbes de la globalización. Los de la capital se sorprenderían de lo lejos que te puede llevar el aburrimiento y la imaginación. Entre Yecla y L’Escorxador de Elche debe haber una hora en coche. Antonio Galvañ, que ya había colaborado con Ibon Errazkin, Teresa Iturrioz, Fernando Márquez o el indispensable Carlos Berlanga, decidió que valía la pena recorrer esos setenta kilómetros las veces que hiciera falta para levantar un nuevo proyecto junto al creador de discos tan chulos como Verao (2018) o Disco Bleu (2023). Nueve trabajos después de debutar en Spicnic en 1998 allí iba el compositor murciano rumbo a la ciudad del calzado y las palmeras con la ilusión de un principiante. Hay esfuerzos que valen la pena.
El diseño vintage del álbum, las fotos en blanco y negro del interior, la pátina marrón de la portada jugando con el naranja y el blanco de las grafías y esa pose de músicos en plena actuación emulando portadas clásicas de Blue Note o Verve nos advierten del mimo puesto por el sello Jabalina y por los implicados en la aventura. ‘Siete noches a la semana’, ‘El lindo Amor’, ‘Verano’, ‘Todo el peso del mundo’, ‘Clon rezagado’, ‘El primero’. Entre sus surcos, argumentos suficientes para los que coleccionan estrellas desde las escalinatas de la Plaza de España en Roma, para los que buscan el porqué de las cosas en los cafés de Saint Germain Des-Prés, para los que no renunciaron nunca a encontrarse con la chica de Ipanema, para los que creen que el sentido de la vida se esconde en algunos de los Tamagozakes que sirven ciertos clubs de Shibuya o para los que se refugiaron del fin del mundo en Fasching Jazzclubb mientras el saxo tenor de Stan Getz pintaba con gotas de plata la noche helada de Estocolmo.
Antonio Galvañ, voz, piano y coros y Nacho Casado, voz, guitarra clásica y coros, junto a cinco músicos encargados de las cuerdas, el contrabajo y la batería han grabado un álbum de corte atemporal y ambición clásica. Un ejercicio de estilo que mantiene, sin diluirse, las señas de identidad de ambos autores. Son nueve temas originales y la versión del ‘Tomorrow Morning’ que Paul Buchanan escribió para los The Blue Nile. Nos encontramos ante una obra con aire crepuscular y vocación de perdurar. Diez piezas de orfebrería donde no faltan las ensoñaciones, las confidencias, las declaraciones de amor, las intenciones viajeras, los susurros, las caricias y las fragancias agradables. Música con la capacidad de seducción de un Martini a medio día y la voluntad de esquivar la rutina para soñar con otros mundos posibles. Nos espera una noche de domingo llena de saudade y elegancia. Los que somos de pueblo lo vamos a disfrutar mucho.