Llach y Serrat: tan lejos, tan cerca

por | 13 noviembre 2017 | Reportajes

Las diferencias que Catalunya está atravesando no solo está dividiendo a las fuerzas políticas, sino también a personajes relevantes de la sociedad y cultura catalanas. Joan Manuel Serrat y Lluís Llach, máximos exponentes de la canción catalana o Nova Cançó, formaron parte, allá por la década de los sesenta, de un grupo de jóvenes músicos llamado Els Setze Jutges nacido con el objetivo de impulsar la música en lengua catalana, normalizando su uso, más allá del ámbito doméstico donde había quedado recluida después de ser prohibida tras la victoria franquista.

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Desde Catalunya hasta el País Valenciano pasando por las Islas Baleares, diversos músicos fueron uniéndose hasta llegar al número de 16, comenzando por su fundador Miquel Porter, siguiendo por Remei Margarit, Josep Maria Espinàs, Delfí Abella, Francesc Pi de la Serra, Enric Barbat, Xavier Elies, Guillermina Motta, Maria del Carme Girau, Martí Llauradó, Joan Ramon Bonet, Maria Àmèlia Pedrerol, Maria del Mar Bonet, Rafael Subirachs, y cómo no, Joan Manuel Serrat y Lluís Llach, todo ello sin olvidar al gran Raimon como representante valenciano de la Nova Cançó.

Este grupo abrió un espacio único en la lucha por la libertad, sacando a la luz una lengua y una cultura prohibidas en un Estado dictatorial defensor de la uniformidad castellana. El compromiso político de Serrat y Llach, hijos ambos de padres vencidos en la Guerra Civil, llevaría al primero a exiliarse a México en 1975 como protesta por las últimas ejecuciones franquistas, y a Llach a París, como resultado de la prohibición a tocar en directo durante cuatro años impuesto por el ministro franquista Manuel Fraga. Sorteando la censura, la prohibición de sus conciertos y con sus canciones relegadas en las radio fórmulas, Joan Manuel Serrat y Lluís Llach fueron abriéndose camino, transformando sus canciones en altavoces de la poesía de Salvat-Papasseit, Machado, Albertí, Hernández, Espriu, Martí i Pol, Benedetti y Kavafis.

Compartiendo ambos una clara influencia de la canción francesa, con Brassens a la cabeza, en Serrat, maestro en describir la realidad cotidiana, encontramos influencias del pop beatle, el folk, y estilos como el tango o la copla mientras que en Llach el peso de la música clásica está mucho más presente, convirtiéndolo en un artista completo con un dominio de los recursos estrictamente musicales sin precedentes en nuestro país, como su memorable Viatge a Itaca certifica.

La diferencia que derivó en un desencuentro total, fue la decisión de Joan Manuel Serrat en 1969 de cantar en castellano, con la publicación de su primer LP en esa lengua, después de grabar sus primeros cuatro álbumes exclusivamente en catalán. Esta decisión, que Serrat enmarcó en la normalidad de una persona bilingüe como él (su madre era aragonesa), no fue bien recibida por sus compañeros de la nova cançó. Raimon o Marina Rosell lo aceptaron sin problema pero otros como Quico Pi de la Serra fueron especialmente duros con El noi del Poble Sec. Lluis Llach más comedido, enfrió considerablemente su relación con Serrat, alejándose de él y de su carrera. A pesar de grabar en castellano, Serrat no abandonó nunca su lengua paterna creando álbumes de una excelente factura en catalán. Paradójicamente, fue él quien colocó dos únicos números 1 en lengua catalana en la lista de ventas de todo el Estado, con su trabajo de 1973 Per al meu amic y Banda sonora d’un temps, d’un país en 1996.

Separados durante décadas, los últimos años parecían marcar un acercamiento sincero, como demostraba la participación de ambos en el homenaje a Joan Baptista Humet en 2016, o la promoción que hace Lluís Llach de la canción Mediterráneo (mejor canción en lengua castellana del siglo XX según la revista Rolling Stone) para la campaña en pro de los refugiados. Similar a la reconciliación definitiva que nunca llegó entre Lennon y McCartney, el proceso soberanista ha vuelto a alejar a los dos cantantes. Fieles ambos a sus ideologías, federalista uno e independentista otro, son reflejo de una sociedad dividida, que más que nunca necesita de la música para entonar Més lluny, heu d’anar més lluny dels arbres caiguts que ara us empresonen i quan els haureu guanyat tingau ben present no aturar-vos.

https://www.youtube.com/watch?v=PW89D3C80xs

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