No tengo ni idea de amar. No me refiero al amor fraternal o a la amistad. Hablo del amor de pareja. ¡Qué mal se me da ese asunto! FATAL lo de amar. Y mucho menos de forma incondicional. Lo de amar “sin condiciones” en mi caso, es como lo de las cuentas “sin comisiones” en los anuncios bancarios: mentira.
Miro alrededor y creo que los demás tampoco saben amar. Por supuesto que hay excepciones, pero me encuentro con muchísimas parejas en las que hay de todo menos amor.
Veo celos, reproches, conflicto, dos personas viviendo en íntima enemistad, juzgándose, vigilándose, limitándose, odiándose a veces y otras veces soportándose con resignación, como si la otra persona fuera parte de un pack que elegiste hace tiempo y del cual no puedes deshacerte tan fácilmente.
Pero hablaré de mí, que es lo único que puedo cambiar.
Hablaré de mí y seré sincera: Ni puta idea tengo de amar.
Sé controlar, sé vigilar, sé manipular, sé dejarme llevar por la costumbre y la comodidad, sé utilizar (sin que se note demasiado) a la otra persona para cubrir mis necesidades de afecto, sexo, comprensión y compañía, pero no sé amar.
He creído hacer muchas cosas por el otro, que en el fondo hacía por mí misma. Por cubrir mis espaldas. Por cobrármelo luego… Porque si hay algo que sí sé hacer es contar.
Más que una compañera amorosa soy un gestor eficaz: esto me dan, esto daré. Pórtate bien conmigo y te corresponderé. Sí, intentaré que el nuestro sea un trato cordial y afectuoso, pero sobre todo rentable, para que el saldo de la cuenta afectiva resulte siempre positivo a mi favor.
La sola idea de querer sin que me den algo a cambio me parece imposible y sin embargo esa es la esencia del amor: No esperar recompensa de vuelta. Solo dar.
Dicen que el amor es lo único que cuanto más das, más tienes… pero esa idea contradice todo lo que me han enseñado. Va en contra de la lógica y de las matemáticas. Tal vez por eso he hecho del amor un asunto doméstico, empequeñeciéndolo.
Hay que ser muy valiente para AMAR de verdad a alguien que no tiene nada que ver contigo más que en su esencia de ser humano, para querer a un extraño como algunas personas aman a su descendencia, deseando de corazón que el ser a quien amas sea feliz y no utilizándolo de alguna manera, aunque no sea una manera muy fea, para ser más feliz tú.
Supongo que no soy valiente.
MIERDA.
No sé querer.
Aún.
Pero bueno, tampoco soy una persona tan horrible, oye… Al menos tampoco he matado a nadie.
Aún.
