El pasado sábado 1 de noviembre, como otra gota en el mar de la generosidad, Llum y Yo Somos reconvirtieron un festival que tenían programado en el Centro Excursionista en una herramienta para recaudar algo de dinero para los afectados por las inundaciones. Los buenos resultados de la fila cero y lo bien que salió la iniciativa hicieron que el esfuerzo valiera la pena. Hay decisiones que crean comunidad.
El estupor ante la desolación es un malestar en las articulaciones, un estómago que se contrae, un grito mudo, unos ojos enrojecidos de llorar, un bloqueo que igual te paraliza que te hace moverte hacia ningún sitio. Quieres hacer más y no sabes qué. Con la velocidad de los accidentes nuestro presente se convirtió en un mar de barro y proyectos arrasados. De repente vivíamos en una película de catástrofes, con miles de coches amontonados, ciudades devastadas, un puente que se desvanece como si fuera humo, ramblas violentas con el agua de varios ríos Ebro, miles de historias de dolor y cientos de pérdidas irreversibles. Desde el martes por la noche el loop de la destrucción se fue repitiendo sin fin. Qué dolor, qué desesperación, qué impotencia, qué incomprensión y qué rabia .
“No te lo puedes ni imaginar lo que hay en Paiporta. Lo que sale en la tele no es nada” me comentó un compañero de trabajo el pasado miércoles después de confesarme con resignación que lo habían perdido todo ¿ Cómo pudo ocurrir tremenda desgracia? ¿ Por qué la ayuda tardó tanto? ¿Cómo se sobrepondrán al dolor y a los enormes pérdidas? ¿Qué va a pasar a partir del lunes cuando todos volvamos a nuestras vidas modestas? Con tantas preguntas en la cabeza y el cuerpo magullado por el desaliento las ganas de jolgorio eran escasas.
Jesús Sáez Llum se colocó en el escenario con sigilo, parecía incómodo por tener que interrumpir las conversaciones de los congregados. Tenía por delante uno de los conciertos más difíciles de su vida. Los que habíamos acudido no estábamos muy para dar saltos y eso se notaba. La tristeza pesa como el plomo. Para intentar sobreponerse a un ambiente hostil decidió recurrir a una historia de corte autobiográfico que le habría de servir para crear algo de ambiente, retener la atención y dar coherencia a canciones muy distintas procedentes de sus álbumes Limelight (2012) y Los Años Líquidos (2019). Con astucia tiró de Bowie, de Belle and Sebastian y de Cat Stevens para inyectar efervescencia al set. Estuvo bien volver a escuchar temas como la sugerente Stanley o la vibrante Las Noches. Menudo desafió ponerte a cantar con la acústica con lo oscuro que estaba el horizonte.
Con el cuerpo más reconfortado tras la actuación de Llum llegó el turno de Yo Somos. El trío valenciano es la banda ideal para acompañarte en el frente de batalla. Al verlos dispuestos con el tambor esquelético, la guitarra y el bajo acústicos se hizo inevitable pensar en Violent Femmes. Al poco, el juego de armonías y estribillos, el buen humor, el desparpajo y la cercanía nos trajeron ecos de los Siniestro Total del Ante Todo Mucha Calma, del Jonathan Richman mas dicharachero, del damero en blanco y negro de Two Tones y hasta nos pareció que algún riff lo podían haber aprendido escuchando el Rank de The Smiths. Los creadores de himnos como Estar Contigo o Jose y Juan consiguieron superar todos los inconvenientes. Van sobrados de simpatía, tesón y solvencia. La versión del In the City de The Jam rebautizada como En Mi Barrio resultó definitiva. El concierto fue tan bueno que ahora su disco de debut aún nos parece mejor.
Antes de que arrancará todo Jesús nos comentó que al principio no estaban seguros de estar haciendo lo correcto. Al acabar se les veía contentos y aliviados. Habían conseguido algo de luz en medio de tanta tristeza ¿Qué pasará cuando se diluyan estos tiempos heroicos? La reconstrucción va a ser tan larga y costosa que nos va a hacer falta mucha ayuda pública. Ya hemos visto que la indignación es un material muy inflamable. No se puede abandonar a la gente a su suerte ¿Cuánto daño nos va a hacer que buena parte del barro que se está retirando termine anegando las redes sociales? La cantidad de odio, bulos y mentiras empieza a ser insoportable. La otra noche en el Centro Excursionista quedó claro que la música, como la solidaridad y el enorme compromiso exhibido por tantos miles de personas, siempre serán parte de la solución. El Estado y los poderes autonómico, central y municipal tendrán que estar a la altura. Hay tanto por hacer.