Y el rock & roll llegó a València

por | 23 octubre 2017 | Música, Reportajes, València

Entre 1956 y 1959 diversos factores contribuyeron a la llegada del rock ‘n’ roll a la ciudad de València. Por un lado, los marineros y oficiales de la VI Flota Americana, que desembarcaron por miles, desplegaron su cultura popular. Del otro, los universitarios valencianos de familias acomodadas que viajaban a Londres, las primeras tiendas distribuidoras de electrodomésticos Philips, que se convirtieron en punto de venta de vinilos y de reunión para los jóvenes aficionados a la nueva moda musical, y la difusión en la radio valenciana.

Eran las ocho de la tarde del domingo 22 de enero cuando una tercera deflagración desató el pánico. Los almacenes Gay, en la convergencia de las calles Martínez Cubells y Calvo Sotelo, estaban ardiendo y el humo ascendía hasta la quinta planta del edificio. Carmen Pastor era la portera del número 5 de Calvo Sotelo (el mártir, no el presidente, por eso hoy es el Passeig de Russafa) y Amparo Tarín la muchacha del servicio que, con apenas veinte años, criaba a los siete hermanos que vivían en el quinto piso, seis de los cuales estaban junto a ella en aquel momento. Paquito, el mayor, ya andaba de ronda. Los padres estaban en la inauguración del Café Hungaria, era el día de San Vicente (el mártir, no el que anunciaba la llegada del Anticristo). En las radios de las porterías valencianas del año 1956 sonaba lo que tenía que sonar: Luis Mariano, Concha Piquer, Antonio Molina, Marifé de Triana, Juanito Valderrama y Jorge Sepúlveda, el bolerista y sargento valenciano que había estado recluido en el campo de concentración de Albatera, el Auschwitz español, por defender la II República. Entre las escasas músicas foráneas que escuchar, los mambos del cubano Pérez-Prado y los boleros del chileno Lucho Gatica.

Como cuenta Pérez Puche en «Americanos en Valencia» (Ayto. de València, 2004) Bryant Hopkins y Lawrence Warns eran dos marineros de Maryland, EE.UU., del crucero pesado USS Newport News. Aquella tarde paseaban por València cuando se toparon con una escena a la que los bomberos llegarían tarde. Irrumpieron en el edificio y sacaron de allí a la caterva de criaturas: Amparín, Vicente, Trinidad, Fernando, Juan y Alfonso. En los años 50 eran los hijos de El Porquero de Poble Nou, hoy son la familia Roig. Seis noches después, el sábado 28 de enero, Elvis Presley hacía su primera aparición por la televisión nacional en el Stage Show CBS de Jimmy y Tommy Dorsey en Nueva York.

EL CONTEXTO INTERNACIONAL

Entre 1945 y 1953 España estuvo más aislada en la escena internacional de lo que lo está Corea del Norte en la actualidad. El 12 de julio de 1947 fue el único país europeo no invitado a participar en las conversaciones de reconstrucción europea, el Plan Marshall (la URSS se retiró por voluntad propia días antes), y no estaba en ninguna organización internacional del nuevo orden surgido tras la victoria aliada de 1945. Los EE.UU. veían en el régimen franquista a un aliado del Eje. Más allá de la estratégicamente poco relevante aportación de 50.000 hombres de la División Azul al frente soviético, el wolframio de las minas gallegas y leonesas había sido vital para la industria armamentística nazi, y fue exportado en masa entre 1940 y 1944. Tanto fue así que el embajador alemán, Hans Dieckhoft, le confesó al ministro español de Comercio e Industria, Demetrio Carceller, en marzo de 1943: “Para nosotros, el wolframio es lo que la sangre para el hombre”. En 1945, Carceller, que había sido un ministro relevante en la fascistización del régimen tras la Guerra Civil, aconsejó a Franco dejar de hacer cosas nazis y virar hacia los aliados. En palabras del maestro de historiadores Josep Fontana: «Ninguno de los negocios, empresas, industrias, comercios, permisos de importación, de exportación, negocios bancarios, establecimientos de industrias o su ampliación, o de comercios, ni una sola actividad industrial, comercial o de la banca españolas podía realizarse sin contar con el beneplácito de Demetrio Carceller». Y así hizo su fortuna, cobrando peaje a todo hijo de vecino, principalmente falangista o nacionalcatólico. Su primogénito, Demetrio Carceller II, y su nieto, Demetrio Carceller III, pagaron 93 millones de euros a Hacienda en 2016 para eludir la prisión en uno de los delitos fiscales más graves de la historia de España. Su notoriedad en la prensa fue escasa. Son los propietarios de la cervecera Damm y los accionistas mayoritarios de la constructora Sacyr.

Los cambios significativos en la geoestrategia internacional yanqui y un lavado de cara del franquismo fraguaron el acercamiento a principios de los años 50. Mientras la Guerra de Corea había comenzado, en el Mediterráneo la amenaza de una confrontación directa con la URSS tomaba forma: los partidos comunistas italiano y francés eran muy poderosos, los Balcanes estaban bajo influencia soviética y Grecia en guerra civil entre partisanos y monárquicos, por lo que España se convirtió en un punto clave para la estrategia estadounidense de contención soviética. Por su parte, Franco fue relegando a los falangistas de la primera línea política mientras aupaba a los nacionalcatólicos. Este cambio cosmético y el fervor anticomunista del régimen (el gallego ofreció tropas españolas para luchar contra los norcoreanos, que los estadounidenses no aceptaron) fueron suficiente para acabar con el aislamiento. En 1953 se firmaban los Pactos de Madrid por los que los estadounidenses instalaban las bases aéreas de Morón, Torrejón de Ardoz y Zaragoza y la base naval de Rota. A cambio, llegaría la ayuda económica yanqui que acabaría con la autarquía y España entraría en la ONU dos años más tarde: el 25 de noviembre de 1953 llegaba a València el Stevenson, primer buque americano cargado con toneladas de leche en polvo, queso chedar, carne en conserva, azúcar refinado y judías para alimentar a las clases empobrecidas, que eran casi todas.

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LA VALÈNCIA AMERICANA: MOCAMBO CLUB Y LAS BANDAS MILITARES

Desde comienzos de los años 50 miles de soldados estadounidenses pertenecientes a la VI Flota Americana desembarcaron con regularidad en València. La ciudad era su patio de recreo. Una especie de prototurismo masivo protagonizado por jóvenes marineros ávidos de alcohol y sexo, con los bolsillos repletos de dólares y encerrados durante meses en buques de guerra. Ninguno de ellos estaba sujeto a la autoridad valenciana, solo respondían ante su propia policía militar, la Shore Patrol, que cortaba las broncas de los bares bate en mano y recogía en furgonas a los etílicos como sacos de grano para devolverlos a los buques.

Pero la València de 1956 no era Magaluf. Los americanos estaban levantando un imperio y las tropas subalternas contaban con una guía de buenas prácticas. Regalar Zippos, cigarrillos Camel y Chester, medias, chicles bazoka y chocolatinas era una costumbre común, sobre todo a la muchachada que les indicaba dónde estaban las prostitutas de El Grau y Velluters. Casa Amalia y Casa La Fina en El Grao, y el Kentuqui en la calle Viana, un prostíbulo de moda que, como muchas otras cafeterías, hostales y restaurantes, se iluminaba con topónimos estadounidenses para atraer a la ingente cantidad de dólares del tío Sam. Algunos de estos nombres aún permanecen aunque ya es más difícil encontrar los taburetes anclados al suelo que la contaduría de la VI Flota pagó a los hosteleros tras las destrozas de los bares originales. El 9 de septiembre de 1956 Presley aparece por primera vez en el Ed Sullivan Show de la CBS, lo ven 60 millones de estadounidenses: Elvis, o el segundo advenimiento de Cristo.

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Músicos del USS Macon. El crucero pesado desembarcó en València en enero de 1957 y enero de 1959. Foto: Jerry L. Wigington

Los oficiales americanos pasaban el día entre visitas guiadas, junto a la autoridad local (civil y religiosa), y comidas en la Casa Americana de la calle Marqués de Sotelo. Pero la noche pertenecía a Mocambo. El club del sótano de la calle La Sangre había sido fundado por Mercedes Viana, dueña y señora de la noche valenciana, en 1947. Allí presenciaban junto al lumpenburgués local  los espectáculos de cabaret protagonizados por vedettes que lucían a lo Rita Hayworth o Lana Turner. Tal y como relata el escritor y dramaturgo catalán Xavier Theros en su magnífica obra La Sisena Flota a Barcelona (La Campana, 2010) tras recoger el testimonio de los gerentes de algunas salas barcelonesas de la época, los marineros estadounidenses llevaban a bordo sus propios discos de rock & roll y jazz y los pinchaban en las pick ups y gramolas de algunos bares de la calle Escudellers, cerrando incluso la sala Jamboree de Plaça Reial para sus fiestas privadas. Hay hemeroteca y testimonios orales que acreditan que las juergas americanas en el club Mocambo entre 1956 y 1959 fueron excelsas y recurrentes cada vez que la VI Flota atracaba en el puerto de València, pero no existe documentación fotográfica ni fuentes orales vivas de la dirección o la gerencia de la sala que acredite la entrada de vinilos a la misma. Asimismo, los archivos de la Casa Americana de Valencia fueron trasladados a EE.UU hace años y tampoco hay bibliografía sobre el tema, o investigaciones en curso, excepto el ya citado volumen de Francisco Pérez Puche, Americanos en Valencia (Ajuntament de València, 04).

Alrededor de 25.000 marineros se movieron libremente por València entre abril de 1955 y mayo de 1957. La primavera de 1955 atracaron en València los destructores W.N. Wood y V. Leary y el submarino Dogfish; en junio llegaron los acorazados Iowa y New Jersey junto al crucero pesado Columbus y los destructures Gwin, H.P Bauer, R.L. Wilson y Basilone, En septiembre llegaron el portaviones Intrepid y los destructores Dyess, Bordelon y Furse, volvió el New Jersey junto al Purdy y el Arcadia. En enero de 1956 llegó al puerto el Newport News, en febrero los destructores Barroza, Aisue, Corunna, Aincourt y Tyne, en julio el crucero pesado Albany, el petrolero Chukawan y los destructores R.K Huntington, Volgel-Gesang, J.M Ellison, Zellars y Massey. En enero de 1957 llegaron el Macon, el Boston y el Iowa, y en mayo atracó el Wisconsin. El siguiente portaviones que recaló en València fue el Lake Champlain el 15 de octubre de 1957 para rescatar y abastecer a la población civil tras la Riada. Aquel 1957 Bruno Lomas iniciaba sus estudios en la Universitat de València con 17 años, los dejaría pronto para fundar Los Milos junto a Salvador Blesa y Vicente Castelló.

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La banda del USS Macon tocando en la Plaça de l’Ajuntament de València el 22 de enero de 1959. Foto: Boletín Info Municipal

Algunos de estos portaviones y acorazados llevaban su propia banda de música a bordo. Un lunes 14 de enero de 1957 la banda musical del USS Macon tocó en el Ateneo Mercantil de la Plaça de l’Ajuntament el que fue, probablemente, el primer concierto internacional de música popular estadounidense en la historia de València. El viernes 18 de enero fue la banda del USS Iowa la que llevó la música por la ciudad: en un primer momento estaba programada la visita de las niñas y niños del Asilo del Marqués de Campo (La Beneficència) al acorazado, pero el temporal de frío hizo que los planes variaran y fueran los músicos los que acudieran al edificio gótico de la calle Corona. “Barras y estrellas” y algunos temas de películas hollywodienses sonaban por la calle Guillem de Castro y las inmediaciones del Colegio Cervantes hasta que llegaron al asilo para repartir dulces, chocolate y galletas. A las tres de la tarde llegaron a los estudios de Radio Valencia para dar un concierto en directo y a las siete dieron un concierto en el Ateneo Mercantil. Víctor Ortíz y Tito Pemán se enfundaron una guitarra por primera vez aquel 1957 aunque no crearían Blue Jeans (después Los Pantalones Azules) hasta 1958.

La Riada de octubre de 1957 y la posterior batalla contra el barro cortaron la llegada de barcos americanos pero no la influencia yanqui en la vida cultural valenciana. La Navidad de 1957 se celebró una fiesta en el Centro de Estudios Norteamericanos de València en la que estudiantes y jóvenes profesionales valencianos y estadounidenses intercambiaban ideas. Este centro había sido fundado en enero por Joan Fuster, Vicente Ventura, Julián San Valero, Olimpia Arocena y otros profesores universitarios y periodistas valencianos que veían en la Casa Americana una punta de lanza para introducir nuevas ideas que oxigenaran la vida cultural y política de la ciudad. En en CEN se realizaban diversos actos culturales, cursos de inglés para valencianos, acceso a las becas Fullbright, proyección de documentales y fiestas donde sonaba la nueva música transatlántica.

Hasta octubre de 1958 no llegaría otro barco americano, el Newport News, seguido en enero de 1959 del USS Macon, que volvía a la ciudad. El 22 de enero la banda militar realizó un concierto de swing en la Plaça de l’Ajuntament ante 200 personas. Unos días después Las Provincias titulaba “Tres cantantes de rock & roll muertos en accidente aéreo”. Buddy Holly, que estás en los cielos. Era 1959 y el rock & roll ya era una realidad palpable en València desde hacía meses, con varios grupos guitarra en ristre, con vinilos de Elvis, Everly Brothers, Bill Haley, The Platters (que actuarían en la Plaza de Toros de València el 29 de junio 1960 junto a los roqueros argentinos Los Cinco Latinos) o el italiano Marino Marini en las tiendas de electrodomésticos (Viuda de Miguel Roca y Almarche) y con las matinales musicales roqueras del Teatro Apolo, del Teatro Principal y de La Casa de Los Obreros a punto de nacer.

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