Parece ser que la Gran Manzana es fuente inagotable de referentes musicales surgidos desde los tugurios más underground de la ciudad. Con una capacidad pasmosa a la hora de cruzar fronteras y recorrerse buena parte del globo. Tal vez, por la facilidad de enfrentase a nuevos retos, dejar al margen los prejuicios y empaparse de todo lo que tienen alrededor.
Ese es el caso de Daddy Long Legs, trío neoyorquino que ya ha visitado en diferentes ocasiones nuestra comunidad, consiguiendo cada vez más adeptos en sus frecuentes visitas. Recordadas son las visitas en 2013 al Funtastic Dracula Carnival y un año después repitiendo en la sala Wah Wah.
Surgidos en Brooklyn, como dueto, para posteriormente convertirse en el trío que hoy conocemos, se han ido ganando un respeto en los rincones más oscuros, y eso que lo suyo, a día de hoy, no es muy convencional. Una formación nada ortodoxa: un frontman con talento a la hora de tocar la armónica, un guitarrista con gran destreza en el manejo del slide-guitar, y una batería a la que le falta algún elemento de los que habitualmente solemos ver en los sets de los bateristas. Con esa formación primitiva y austera, pueden descargar adrenalina repleta de sudor, R&B, cerveza y vino barato. La misma adrenalina que emanaba de Howlin Wolf, Little Walker o Dr. Feelgood.
En su corta, pero extensa trayectoria, empezaron su andadura sónica a principio de esta década, han realizado una colaboración como banda de acompañamiento de la leyenda del R&B de Chicago T. Valentine, un epé con versiones de los Rolling Stones, que se suma a los tres discos que tienen publicados como Daddy Long Legs. El último de ellos editado este mismo año, un álbum en directo en Saint Vitus de Nueva York, producido por Jim Diamond (White Stripes, Dirtbombs, The Fleshtones), y donde se aprecia el potencial del trío sobre las tablas. Además, durante este año han girado junto a Jon Spencer Blues Explosion, siendo los encargados de abrir los conciertos de su gira norteamericana. En su palmarés también cuentan con conciertos junto a: The Sonics, Flamin Groovies, Andy Shernoff, Nick Lowe, Hoodoo Gurus, y un largo etcétera que se han quedado prendados con sus formas.
De nuevo visitan nuestra ciudad para ofrecernos su show de raigambre clásica, lleno de elementos esenciales para acercarnos a la ruta americana del blues más árido y primitivo, y qué mejor lugar que en la sala 16 Toneladas Rock Club, en el año de su consolidación definitiva como referente de la noche valenciana más roquera, amén de ser unas de las mejores salas de conciertos de la ciudad.
