El giro rumbero de Seguridad Social: Chiquilla cumple 30 años

por | 1 junio 2021 | Reportajes

«Llegaron unos hombres y creíamos que eran dioses que venían a ayudar, nos trataron como a perros con la excusa de enseñar, casi nos exterminaron los que vinieron del mar. ¡Ay Tenochtitlan!» Así reflejaba José Manuel Casañ en una de las composiciones de «¡Que no se extinga la llama!» (Gasa/Sony, 1991) la llegada de la Monarquía Hispánica a América, un año antes de las celebraciones, en 1992, del 500 aniversario del «descubrimiento». Esto ya no era sólo punk, el roquero de Benetússer había decidido virar su esencia hacia nuevas sonoridades. Seguridad Social formaron parte de aquella generación de grupos que, durante la década de los 80, trajeron la energía del punk a la escena musical valenciana, junto a formaciones como La Resistencia, Generación 77 o Interterror, la banda capitaneada por José Manuel Casañ hizo posible que en València no todo fuera tecno pop, gracias a sus himnos influenciados por el ska y los Clash. Con “¡Que no se extinga la llama!” el grupo añadió a su ideario la rumba y los ritmos latinos, convirtiéndose en un éxito masivo de ventas que incluía “Chiquilla”, la potente composición que hizo posible conquistar las radiofórmulas y al público de todo el país. El 13 de junio de 1991 aquel single llegaba al nº1 en Los 40 Principales. Se cumplen 30 años de aquel trabajo, y hemos aprovechado para charlar con Casañ, y otros músicos, sobre la importancia de un disco que ayudó a popularizar el mestizaje y la fusión de estilos dentro del rock estatal.

“Mi hermana fue a la Pirámide musical a comprarlo. En aquel momento yo tendría diez años. Ella estaba muy contenta porque era muy fan del grupo y además la entrada de nueva música a casa siempre era algo emocionante. El disco me impactó bastante, me pareció muy divertido y lo escuchaba a menudo.” (Monty Peiró/Gran Quivira, Femme Fractal, The Umbrellas). El álbum se convirtió en un éxito de ventas gracias a su vibrante mezcla de géneros musicales siempre al servicio de hits inmediatos: “Recuerdo su impacto, era novedoso por el tipo de mezcla, muy directa. La fusión pop con tintes latinos ya venía cocinándose levemente por Radio Futura, pero Seguridad Social era una banda de rock con origen en el punk y en esta etapa golpearon en el centro de la diana como nadie. Fui a verles en directo alguna vez: en Viveros, Alameda, etc. Y es que Mr. Casañ era un frontman único, que con su saber estar de pecho palomo terminaba de poner la guinda a lo que habíamos escuchado en aquel disco. Era genuino, pura actitud. De hecho, así sigue siendo él hoy día sobre un escenario.” (Miguel Ángel Escrivá/Santero y Los Muchachos, La Pulquería).

Sin embargo, el disco siempre fue una clara muestra de la constante evolución que el grupo ha ha vivido durante su trayectoria: “Siguiendo la carrera de Seguridad Social se puede observar que es un poco complicado encontrar dos discos iguales. Solo hay un grupo que repitiéndose una y otra vez me guste, que son los Ramones; pero prefiero aquellos que dan golpes de timón importantes a su sonido, como Beatles o los Clash. En realidad consiste en ir aprendiendo cada vez más, como un novelista o un pintor; uno puede tener su estilo propio pero no necesariamente hace exactamente lo mismo mientras dura su existencia; va cambiando conforme va experimentando.” (José Manuel Casañ/Seguridad Social).

Podría decirse que “¡Que no se extinga la llama!” también es fruto de un nuevo paradigma cultural y social: “En los 70 y 80 todo estaba ordenado por tribus urbanas, y entre ellas era muy difícil que se comunicaran; había excepciones, por ejemplo los Clash nos enseñaron que el punk podía convivir con el reggae. A partir de los 90 se empieza a tener más acceso a todo tipo de música, y da la sensación de que todo es bastante más cosmopolita porque nos atrevemos a probar y escuchar cosas nuevas; había ganas de cambiar y empieza una sensación de mezcla, de mestizaje, a la vez que intentábamos transmitir lo que pensábamos, lo que escuchábamos en la radio, lo que leíamos en revistas y libros. Afortunadamente también en ese momento hay tremendas posibilidades de poder viajar a América con un precio relativamente bajo, y sentir otra cultura distinta de la cual puedes influenciarte. Todas esas nuevas vivencias dan como resultado el cóctel del cual sale la época del mestizaje, y de ese modo poder retomar el hilo con América Latina. En definitiva, se trataba de transmitir que se puede hacer rock nuevo combinando nuestras propias idiosincrasias culturales con todo aquello que nos han enseñado los anglosajones. Eso no solo pasó en España, también en Argentina, Colombia y en todos los países donde los roqueros pensaron que ya estaban bien de copiar siempre a lo anglosajón, y se quiso demostrar que el rock’n’roll es un lenguaje universal de parte de todos y para todos.” (José Manuel Casañ).

El pelotazo Chiquilla

“Chiquilla” fue el tema más popular que surgió de ese disco: “Fue la primera canción que mezcló punk y melodía netamente española, rumbera y aflamencada. Eso conectó directamente con el corazón de este país por su energía y contundencia. No tiene fisuras, es un disparo al corazón.” (Carlos Tarque/M-Clan). Ese cóctel de sonidos fue preparado con una actitud integradora que fue clave para que la canción sonará en las radios de muchos hogares: “Chiquilla muestra muy bien una fusión que va más allá de lo que es el rock en castellano; tiene denominación de origen. Gustó a toda la gente porque tiene la gracia y la ligereza de una canción clásica flamenco, con una letra sencilla pero muy “sentía”. Y añadieron la fuerza del rock con unos cortes y golpes de efecto muy bien calculados. La verdad es que creo que no hay otra canción rock que sintetice mejor esta fusión ni un sentimiento tan de aquí.” (Miguel Ángel Escrivá). Esa mezcla de rock y flamenco conectó con toda una tradición dentro de la música española, mientras introducía otros ingredientes como la rumba: “Supongo que aunque la fusión entre el rock y el flamenco ya existía gracias a grupos como Triana o a Camarón en “La Leyenda del tiempo”, el fusionarlo con la rumba, que es más bailable, rápida y sencilla le da esa magia a “Chiquilla” e hizo que a todos nos sonara muy nuevo. Yo, como tantas personas que hemos trabajado en orquestas, he terminado por aborrecerla un poquito, pero desde luego, algo tendrá cuando, tantos años después, al tocar los primeros acordes en cualquier verbena la gente se sigue volviendo loca.” (Monty Peiró).

El origen de la canción surge en una de las giras internacionales del grupo, como bien nos relata José Manuel Casañ: “Está dedicada a la novia que tenía entonces y, por lo tanto, nace desde el mismo corazón. Por otra parte, en las fiestas que dábamos cuando estábamos en el estudio de grabación escuchábamos a Peret pero después hacíamos música punk inspirada en los anglosajón, así en la primera gira por Francia me pregunté: si me gusta Peret y la rumba, al igual que el punk, por qué no empezamos a poner en nuestra música cosas nuestras que hemos escuchado desde pequeñitos, porque creo que la mejor manera de que el rock siga vivo es no repetir lo que otros han hecho y buscar unas alternativas con un denominador común de nuestra tierra. Entonces vimos una posibilidad tremenda con la rumba, y “Chiquilla” nace en ese momento, en Francia, en un pensamiento de cómo se podría combinar algo hispano con el rock que teníamos tan interiorizado. Yo compongo Chiquilla en quince minutos cuando llego a mi casa, y es una rumba realmente, si la despojas del rock tú ves en ella la cadencia de ese tipo de música. No hay que olvidar que la auténtica musical popular española es la rumba, y fundiéndola con el rock podía ser maravilloso; no fuimos los primeros en hacerlo, ya estaban los hermanos Amador o Kiko Veneno haciéndolo, con un poquito más de blues no tan punk, pero nos habían enseñado el camino”.

“Chiquilla” también fue una las muestras más evidentes del cambió de ciclo que se dio en el grupo: “En “Introglicerina” (1990) estoy con Cristóbal Perpiñá, Emilio Doceda y Julián Nemesio haciendo un rock muy potente, aunque estábamos dejando el punk de los primeros días del grupo y centrándonos en un “punk progresivo” por decirlo de alguna manera (en ese disco no teníamos canciones de un minuto sino de cinco). En la gira de Francia veo que la única posibilidad de tirar para adelante y evolucionar es no repitiendo “Introglicerina” , así que yo le propongo a la banda seguir por otra línea y no les entusiasmó. En un ambiente cordial decidimos separar nuestros caminos, y ellos centrarse en sus propios proyectos. Para incorporar a nuevos miembros hablé con Rafa Villalba, Alberto Tarín y Jesus Gabaldón, y les gustó mi idea.” (José Manuel Casañ). También se les unió a esta nueva aventura el productor Vicente Sabater con quien ya habían trabajado en “Vino, tabaco y caramelos” (Gasa, 1988): “Con él teníamos un contacto muy profundo, pues es una persona que entendía perfectamente nuestra idiosincrasia y que no le parecía raro. Tenía la visión que necesitábamos en esos momentos, porque ahora se ve como algo normal, pero en aquella época mezclar punk con la rumba era algo que pocos podían entender. Vicente es moderno y tiene una cultura musical importante también, así que nos vino como anillo al dedo.” (José Manuel Casañ).

La conexión con América Latina

Dejando a un lado la popularidad de “Chiquilla”, en el disco también existen otras composiciones a destacar: “Me gusta “No verte más” por su sinceridad emocional y “Ay Tenochtitlan!” por su conexión indígena y libertaria.” (Carlos Tarque). Esta última, en realidad, sobresale de todo el conjunto de temas por su reflexión sobre el colonialismo español en América: “Mi canción favorita es “Ay Tenochtitlan!”, me llamó la atención ese nombre y estuve informándome sobre qué hablaba. Creo que fue una de las primeras veces que escuché a alguien hablar sobre la colonización, aunque fuera con las limitaciones obvias que impone la letra de una canción y el tono naïf. Me parece una canción valiente teniendo en cuenta que el disco salió en el 91 y un año después aquí celebrábamos el quinto centenario del mal llamado descubrimiento de América mientras ignorábamos la emergencia de los movimientos indigenistas en América Latina y la resistencia que mostraban a aceptar esa celebración.” (Monty Peiró). Sin embargo, en su práctica totalidad, “¡Que no se extinga la llama!” contiene un espíritu lúdico cargado de energía y vitalidad: “El tema “Cabezas huecas” me divertía bastante porque era macarra, y “Sólo tú” tenía algo más de baile que ninguna otra. Tengo que destacar un momento en mi vida muy unido a una canción de ese disco: Con 18 años, volviendo de tocar en Alicante, estábamos medio adormecidos en el coche cuando el conductor perdió el control; entre los gritos de los cinco ocupantes, sonaba por la radio el estribillo de “Que no se extinga la llama”. No olvido los volantazos y ese estribillo. A pesar de salirnos de la calzada, caer por un terraplén boca abajo sobre un campos de naranjos y tener que romper a patadas las ventanas para salir de allí, aquel estribillo premonizaba que aún nos quedaba cuerda para rato. Le guardo cariño a ese fragmento del disco.” (Miguel Ángel Escrivá).

“Aunque ya había mucha gente fusionando el rock con música latina como Santana, Os Mutantes o Viuda e Hijas de Roque Enroll, en España sí fueron pioneros junto a gente como Radio Futura, haciéndose eco además del fenómeno del rock latino o el tropicalismo que ya venía pisando fuerte al otro lado del charco. Aquí fueron de los primeros en cruzar esa frontera que separa el rock de las músicas folk y demostrar que no eran incompatibles.” (Monty Peiró). En el fondo, Seguridad Social son excelentes representantes en nuestro país de un tipo de rock que no teme abrirse a otras sensibilidades culturales: “Era algo que quizás se hacía ya en Inglaterra y Francia. Con los Clash y Mano Negra, por ejemplo.” (Carlos Tarque).

Esa influencia de la música latina sobre todo es evidente en la ya mencionada “Ay Tenochtitlan!”: “Nuestros padres siempre habían tenido una conexión con Latinoamérica, con el tango, las milongas, y la salsa; pero de repente hay una generación que de tanto mirar a Londres no quería saber nada de Latinoamérica, a pesar de que allí estaba pasando las mismas cosas interesantes a nivel cultural que en España. Entonces aparecieron grupos que nos enseñaron otro camino, como Los Coyotes o Radio Futura, y pensamos que teníamos que volver a esa música de ida y vuelta, a retomar la comunicación con América. Una de las cosas que más me gustan de este mundo es viajar a otros sitios y aprender. Cuando viajas a Cuba, Puerto Rico o Colombia te das cuenta de que tenemos un lenguaje común que podemos aprovechar, pero habíamos perdido un poco ese hilo de comunicación, así que la sensación era de ¿por qué no podemos recuperarlo?, y ahí tenemos canciones como “Ay Tenochtitlan!” (José Manuel Casañ). Por otra parte “Reggae Conexion” sumergió al grupo en las raíces jamaicanas: “Era una especie de introducción al raggamuffin que estábamos siguiendo mucho. Aquí conocíamos a gente como Jah Macetas, que eran extraordinarios haciendo reggae, y Rafa Villalba y Alberto Tarín habían colaborado mucho con ellos; además teníamos esa conexión también jamaicana gracias a los Clash y al punk. Creo que es de las primeras veces que se hace raggamuffin en España, no lo sé; pero queríamos hacer algo que fuera un poquito personal, y ,sobre todo, siguiendo lo que dice la letra que hubiera una conexión total y musical entre muchos países.” (José Manuel Casañ).

Marzo de 1992, 250.000 espectadores en la Alameda de València

Centrándonos en la escena musical valenciana, la influencia de Seguridad Social también ha sido fundamental: “Nuestra santería fija sus oídos y mirada en grupos anteriores a los 80, y casi todos de habla inglesa, pero yo vengo de La Pulquería y ahí poníamos más atención en bandas locales y de fusión. Seguridad Social asomaban, entre muchos, como referencia por el tema de la fusión y hasta colaboramos en un disco suyo. Todo esto hace que estemos unidos a ellos. En su día compartimos cartel Santero y Seguridad Social en el festival “En Tu Seno”, y tocamos juntos un par de temas. Somos amigos y nos vemos, además nos gusta beber y hablar en alto a la vez, y siempre le pido a José que me cuente cosas de Bruno Lomas; me encanta charlotear con él. Por cierto estamos juntos en un grupo de WhatsApp de amantes del picante llamado Lagrimón.” (Miguel Ángel Escrivá).

Por otra parte en el más reciente proyecto de Seguridad Social, “La Encrucijada” (Astiberri Ediciones, 2017), participaron el dibujante Paco Roca y músicas de la escena como Monty Peiró: “Me llamaron para grabar los coros junto a María Briones, de Reina Roja, y fue una muy buena experiencia. Adoro trabajar como corista y hacerlo con un productor como Dani Rayos es increíble, además Rafa Villalba, el batería, también se implicó mucho. José Manuel nos dio total libertad creativa y creo que el resultado fue una muy buena sinergia entre todas las partes implicadas. Y por si fuera poco ¡me dibujó Paco Roca! cuando me mandó el dibujo no me lo podía creer. Su trabajo me encanta y fue una muy grata sorpresa. Supongo que “me dibujó Paco Roca” es una de la cosas más guays que podré contar cuando sea una abuela”.

El éxito de “¡Que no se extinga la llama!” llevó a Seguridad Social a recorrer gran parte del mundo y dar conciertos multitudinarios como el acontecido en marzo de 1992 en la Alameda de València: “Recuerdo ver que no se acababa la gente y era curiosísimo porque el sonido viaja más despacio que la luz, entonces mientras yo estaba cantando, veía como daban las palmas conforme la gente iba escuchando, no iban al unísono. Fue maravilloso, en mi tierra, en Fallas, ante 250.000 personas. Aunque ya con “Introglicerina” viajamos por Europa, Estados Unidos, y sobre todo Colombia, Argentina o México. Eso nos hizo sentir que participábamos en una historia muy interesante, que existían grupos en diferentes países que habían llegado a las mismas conclusiones que nosotros, conformando y reconstruyendo, a su vez, un puente con América Latina. Me gusta pensar que soy uno de los que estuvieron ahí apostando por un rock con mestizaje e intercambios culturales, fue muy interesante haber vivido esa experiencia.” (José Manuel Casañ).

Casañ y Joaquín Luqui en Los 40 Principales a principios de los 90.

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