Todo viaje implica recorrer un camino. El de Love of Lesbian, el sábado, empezó a andar por la senda de la normalidad. También el de los 2.000 espectadores que acudieron al concierto, dentro del ciclo “Nits al Carme”, en el que el grupo La Pegatina fue el encargado de cortar la cinta roja de la inauguración el día anterior. El cielo se transformó en una pista de baile, en la que danzaban las nubes y el sol, que, de vez en cuando, hacían un solo; el astro cedía el paso a las nubes, que, durante el inicio, trajeron a unas gotas de agua como acompañantes. Y todos se convirtieron en testigos del ambiente, cargado de ganas, que se respiraba allí. A pesar de las mascarillas.
Como en todo viaje épico, hubo gente que se presentó en las puertas del recinto una hora antes para pasar por la puerta de embarque de esta aventura musical. Como en todo viaje épico, también hubo gente que desafió al tiempo y no se dirigió hacia el escenario hasta minutos antes de las 16:00; hora en la que empezaba el vuelo hacia la nada. Pero todos tenían una cosa en común: el deseo de llegar, cuanto antes, a algo similar a la vida de antes de marzo de 2020.
Una vez los pasajeros habían aterrizado en este destino, un dispensador de gel hidroalcohólico esperaba en la puerta para darles la bienvenida a la casa de La Marina de València, escenario de la cita. Allí, los componentes de Love of Lesbian recibieron a sus invitados y les pidieron que se pusieran cómodos en sus sillas, repartidas en cuatro zonas de 500 asientos cada una. Esta disposición, junto con los trabajadores del evento, fueron los elementos clave en la ecuación de garantizar que se cumplieran todas las medidas de seguridad.
Viaje Épico Hacia la Nada (V.E.H.N), nombre de su nuevo disco, fue el primer tema que tocaron tras abrirse el telón, el cual cedió el relevo a “Crisálida”, otra canción de su actual álbum, que se lo pasaría, más tarde, a “Sesenta memorias perdidas”. Santi Balmes, cantante del grupo, aprovechó los descansos entre canciones para mezclar el humor con un mensaje de optimismo frente a la situación, dos ingredientes que contribuyeron a hacer del concierto un cóctel perfecto.
Tras estas pausas, la banda le dio, de nuevo, al play, que se convirtió en una máquina del tiempo, con la que viajaron al pasado a través de temas como “Noches reversibles”. “Ya no hay ganas de seguir el show”. Contrariamente a esta frase de su canción “1999”, había muchas ganas de que el espectáculo continuara. Y, es que, a pesar de que la gente se mantuvo sentada en las sillas, el ritmo se coló entre los pies y el suelo, mientras los brazos danzaban con el aire.
La mejor coreografía estuvo compuesta por las cabezas, que se movían persiguiendo la trayectoria del cantante y de los músicos en el escenario. Pero era en los ojos donde residía la tarea más difícil: representar la expresividad de toda la cara, ya que las sonrisas quedaron escondidas tras la mascarilla. Y lo consiguieron. Especialmente, cuando Love of Lesbian volvió a “Allí donde solíamos gritar”, una canción en la que las voces de los asistentes se convirtieron en el eco de la de Balmes. Después de tantas paradas, el viaje no podía terminarse sin visitar Belice, donde el público se quiso quedar mientras duró la canción.
Un vuelo sin turbulencias, que se acercaba a las 18:00 de la tarde, hora en la que finalizaba el evento. Un baile fue la manera que tuvieron los componentes de la banda de decir adiós, mientras un grupo de fans tarareaba su canción “Fantastic Shine”, repitiendo la palabra “fantástico”. Un adjetivo que encajaba en el retrato del concierto.
Un viaje épico hacia una cultura segura, que dejó al público valenciano un poco más cerca del destino común: la normalidad. Un espectáculo que ha sido un motor para que la música siga recorriendo camino, tras su larga parada. Una montaña rusa de emociones, con euforia en las partes de arriba y nostalgia cuando el vagón rozaba el suelo. Love of Lesbian pidió al público que siguieran adelante por las personas que ya no pueden hacerlo, a quienes le firmó la dedicatoria del concierto. El público le pediría a Love of Lesbian, como cuentan en su canción, que no sea cierto el jamás; que les vuelvan a ver muy pronto, muy cerca. Y, con las emociones, y los rostros, al descubierto.